jueves, 24 de septiembre de 2009

Monólogo peripatético

Piensa piensa...¿A quién llamo?... ¡Qué va! Ya no pienses en eso que no te lleva a ningún lado. Es lógico que, después de semejante desilusión, te cueste un poco levantarte. Es que se pierde un poquito cada vez que se da y no se recibe. "Dar solamente aquello que te sobra nunca fue compartir sino dar limosna, amor..." ¡Diablos! ¡Cómo me hubiera gustado que se me ocurriera a mí esa frase! Y bueno, parecía que sí, pero NO! Ni modo. Ya supéralo. Obvio que sé que exagero y que no es el fin del mundo. Uno tiende siempre a exagerar las cosas y hacer toda una tragedia griega del asunto. ¡No es necesario, tú estás bien, mejor que nunca! Estoy empezando a creer que cuando uno entra en estos monólogos internos de autosugestión, más que ayudar, te hacen parecer un poco más loquito y la gente te ve hablando solo y después ya están chismeando mal de ti y te empiezan a comer y a comer y ...

Y por cierto... ¡QUÉ HAMBREE! Lo que debo hacer es pensar que hay de comer... ¿Ves?, ¡eso sí es una buena idea! Uno de esos emparedados de pan tostado con queso crema y jalea. ¡Mmm! Pero es dulce, deberías comer algo salado y caliente antes del postre. ¡CHANCLAS! Pero no sirve la micro, y qué pereza calentar...

-"¿Juan?... Sí, es Yan Po. Para que me prepares un casado con corvina para llevar. ¿Cuánto?... 10 minutos. Ah ok ok, pero porfa... ¡sin grasa!"

Qué bien que este chino ya me conoce y me prepara las cosas sin grasa. Digo, obvio que no del todo, pero al menos si se nota que le mete menos aceites trans y en fin, algo ayuda.

- Hmm... ¿Dónde estaba?-

Ah si, te decía que creo que lo que más molesta no es que las piezas no calzaran bien, sino la cobardía. Cada quien tiene el derecho a escoger, decir que sí o no. Nadie te obliga a sentir a la fuerza. Pero se necesita valentía y madurez para decir que no. Huir y esconderse es una salida despreciable. Cuando una persona no es capaz de decir de frente lo que siente, va para atrás. Antes yo solía hacerme todos estos mundos en mi cabeza, y jamás decir una sola palabra. Ahora si siento que algo es demasiado fuerte o importante, que dentro de mí va a explotar tarde o temprano, decido mejor decirlo, cara a cara, y esperar que la respuesta sea un aliviador, sin importar si es positivo o negativo. Me decía un amigo de alma,

- "Sólo puedes esperar dos respuestas: sí y no. Las dos te sirven."
-

¡Cuánta razón! Por qué no hay nada peor que el silencio por respuesta. La respuesta cobarde no es sincera. Se tiene que asumir la negativa de la forma más vergonzosa. Digo, no para uno, sino para la persona que no da la cara... ¡Ya he dicho muchas veces eso! ¡Basta! Después resulta que te sale el instinto asesino y comienzas a querer cobrar venganza, así que suficiente de repetirlo.


Mejor concéntrate en esta corvina. Hoy la hizo mejor que otras veces. Y mi madre insiste cada vez que no es corvina, sino que es tiburón. ¡Ah que condenado chino disfrazando a la corvina de tiburón! Será gato por liebre pero igual, le queda bien. Las papas están ricas, pero, ¿el tomate? No se de dónde sacará los tomates este chino, pero saben a pura agua. ¿Por qué cuando uno cocina para otra gente ahí sí se esmera? Cortesía de la casa:

Chalupas Xochimilcas: Tacos de pollo horneados con queso mozarella y bañados en crema dulce. Postre: Melocotones en almíbar con helado de vainilla.

¡Ah, pero no! Cuando no tienes motivación femenina te tienes que autorecetar este pescado, arroz cantonés y papas, y quien quiere después ver a la corvina finalmente manifestarse en esos kilitos de más en la barriga, ¡ Y al carajo el sueño de lograr los cuadritos de tortuga!



Que por cierto, no sé por qué alquilé esta película. Bueno, siempre me gusto la serie animada de niño. Las tortugas ninja...Y después de esta tocará ver la segunda parte. Si la verdad es que se pasa bien en este cine VIP. Uno aprende muchas cosas de uno mismo en este rato. La soledad no es tan mala después de todo y....

- ¡La Edad del Sol! ¿Vas a seguir pensando en todas estas cosas? Mira mejor baja, y escríbelo, sácalo y arrójalo. De esa forma podrás seguir en paz, (y me dejarás a mí en paz...)


Escribo esta nota, la hago un rollito y la deposito en una botella de cristal, lanzándola después al ancho mar. Una inmensidad incomprensible. De pie en este muelle la veo alejarse con cada nueva ola. Flotará sin rumbo, sin Norte ni Sur. No va dirigido a nadie en especial, y al mismo tiempo, solo una persona debería recogerla. El silencio por respuesta. No recibiré otra cosa a partir de una nota que viaja dentro de una botella a la deriva. De hecho que casi puedo imaginarme divisar el brillo de la botella a lo lejos. Que después de flotar por meses y meses, pudiera ser que regrese a mí, y comprenda al fin que el destinatario era yo mismo. La misma nota, de mi puño y letra...


¡Oh, pero espera, la nota viene acompañada de una respuesta impregnada con un dulce aroma! ¡Oh! ¡Qué bueno sería! No dudaría en prepararle una cena, escribirle un poema, adornarlo con rosas y cantarle una canción o dos... ¡Es el colmo, no tengo remedio! ¿He de seguir así hasta que muera? ¿Viviendo un ciclo, donde cada comienzo me parecerá distinto, pero cada cierre tendrá inevitablemente un final parecido? ¡El tropezón al final, y después te quejas! Aun así, no lo puedes negar... siempre es preferible dos soledades bien acurrucadas, bien entrepiernadas. Calmar el hambre en compañía. ¡No hay duda que aunque te sirvan tiburón con papas, hasta el tomate te sabrá mejor!

martes, 22 de septiembre de 2009

Apología del hambre


«¿Para qué quieres dar gusto al cuerpo, hijo mío, cuando solo te depara intranquilidad? ¿No has comprendido todavía que las carnes rojas te producen ácido úrico; que el licor, cirrosis; que el tabaco, enfisema; que los postres, diabetes; que la sal debilita tu corazón, que el puerco tiene triquina, que los vegetales, cisticercos, que, al fin, todo eso terminará con tu cuerpo, pudriéndolo, malbaratándolo?»

«¿Y qué decir del alma? ¿Todo eso no te apega demasiado a este mundo para que puedas gozar con tranquilidad del otro? ¿No captaste el mensaje de la parábola del rico y la aguja? ¿Recuerdas que no pasará por su ojo aquel lleno de riquezas? ¿Y no podría referirse también al que está gordo, terriblemente inflado de goces culinarios? ¿Podrías pasar por ese rasero que es el ojo de la aguja, con todos tus tejidos adiposos rebosantes de grasa? Dime: ¿te atreverías a intentar semejante blasfemia, porque…?»

El moribundo lo interrumpió:

—Tiene razón, padre, no podré.

Y murió de hambre.

El sacerdote le dio la bendición última y se quedó contemplándolo con las manos sobre el vientre cebado y tembloroso.

«Pero ahora —pensó—, después de tantos meses de inculcarle la sobriedad, pasará por el ojo de la aguja sin siquiera tocar sus bordes, rápido como una flecha. Esto es, verdaderamente, tener estilo para ganarse el sustento eterno».

Y todas las riquezas que le dejara las ocuparía, desde luego, en salvar otras almas, otros cuerpos que jamás morirían de triquina o de ataques cardíacos.

Se levantó, descorrió las cortinas y se asomó a la ventana; desde allí se veían sus viñedos prestos a levantarse.

El cielo se confundía, a la distancia, con el profundo azul de las montañas y unas nubes blanquísimas se desplazaban sin prisa sobre la aldea de techos bajos y entejados.
«Es un hermoso día —meditó— para que un nuevo ángel entre al Paraíso a disfrutar de sus delicias».

Escrito por Eduardo Da' Bosco, México D.F. , 1980.

***

Un cuento genial, escrito por mi padre, Eduardo Da'Bosco. Pueden leer más de sus escritos en su espacio personal en Scribd. Estaré publicando un poquito de su obra también aquí en Mar de Silencios, que al fin y al cabo, somos ambos Da Boscos... jajaja! ¡Dejen sus comentarios!

lunes, 21 de septiembre de 2009

¡Boom de visitas!

Hoy me he llevado una increíble sorpresa, cuando acabo de revisar mi blog, y veo el globo terráqueo lleno de banderitas por doquier. Nunca había visto a tanta gente en línea al mismo tiempo, en este mismo barco. Me hizo sentir de verdad muy feliz ver que hay mucha gente alrededor del mundo que comparte conmigo este espacio, un cuadrante de mar donde todos están invitados a navegar. ¡Pues bien, un nuevo récord! ¡Son 12 personas en línea al mismo tiempo! ¡Ah y por supuesto, nuestro amable contador de tripulantes marca ya más de 2000 visitas! ¡Un fuertísimo abrazo a todos! Y he aquí la prueba de esta hazaña:

Lo que yo todavía no entiendo es por qué todos pasan sin dejar su opinión anotada en este diario. ¡Vamos, no sean tímidos! Dejen sus comentarios, que ellos alimentan este espacio, hacen de este blog, uno más interesante, una tertulia mundial. Así que...
¡A COMENTAR SE HA DICHO!

Vuelo Supremo

De letras costarricenses, Julian Marchena le dio vida a un poema que te hace sentir el vértigo de un vuelo de libertad. Con belleza sin igual, nos regala la respuesta a la eterna pregunta: ¿Cuál es el sentido de la vida? Para aquellos que no lo conocían, aquí esta, Vuelo Supremo.

Vuelo Supremo

Quiero vivir la vida aventurera
de los errantes pájaros marinos;
no tener, para ir a otra ribera,
la prosaica visión de los caminos.

Poder volar cuando la tarde muera
entre fugaces lampos ambarinos
y oponer a los raudos torbellinos
el ala fuerte y la mirada fiera.

Huir de todo lo que sea humano;
embriagarme de azul...Ser soberano
de dos inmensidades: mar y cielo,

y cuando sienta el corazón cansado
morir sobre un peñón abandonado
con las alas abiertas para el vuelo.



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Reseña biográfica:

Poeta, autor de uno de los más conocidos poemas de la literatura costarricense; fue director de la Biblioteca Nacional, por cuyo desarrollo luchó incansablemente; desempeñó cargos importantes en el campo de la educación y de la cultura. De indiscutible extracción modernista, muestra en su único libro un ágil dominio de las formas poéticas tradicionales. Buscó las comparaciones plásticas y la claridad expresiva, sin descuidar la calidad de la emoción. De aquí su preferencia por el soneto, tipo de poema que maneja con soltura y por el endecasílabo y el alejandrino, sus metros favoritos. Fue miembro de la Academia Costarricense de la Lengua. En 1963, recibió el Premio Nacional de Cultura Magón.

Julián Marchena
1897 - 1985

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Hombre al Agua



Es la Nada que está más allá del mar. Toda razón y experiencia te dicen que es un viaje suicida, porque llega un punto, después de tanto navegar, que finalmente se llega al borde del océano, donde toda el agua cae hacia el vacío. Una cascada que se precipita hacia las profundidades del abismo más oscuro que se pueda imaginar... Todos te repiten insistentemente,

- "¡Usa tu sano juicio por Dios! ¡La tierra es cuadrada! ¡Hay toda clase de monstruos marinos y cosas abominables, más allá de los límites! ¡Nadie que se haya aventurado más allá de la prudencia, a regresado vivo jamás!" -

Con arrogancia respondes, - "Pues si he de estar muerto para llegar, que así sea!" -

Una gran embarcación, llena de hombres gallardos, temibles, valerosos o increíblemente imbéciles, que no les importa aventurarse a lo desconocido. No se sabe qué los lleva hacia adelante, impulsados por falsas promesas, motivados en busca de tesoros, o por pura y compleja locura. Es hora de partir.

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No hay registros, diarios o bitácoras de lo que sucedió todos esos meses en la inmensidad. El último hombre ya lo ha olvidado todo. Son meses navegando... Se encuentra apacible, sereno, como alucinando la costa. Se siente acompañado. Su soledad se ha convertido en locura. La tripulación completa continua habitando el barco dejado a la deriva, una tripulación fantasmal. Queda alguien con la sangre caliente en cubierta.

Grita con todas sus fuerzas: - "¡¡¡TIERRA A LA VISTA, TIERRA A LA VISTA!!!".- Llamando al vigía, en lo alto del mástil. Pero está presente en tinieblas.

No hay tierra. Sólo la oscuridad. Su juicio está flaqueando, cree ver luces que lo guían hacia el borde. Los fuertes vientos lo tambalean. Se siente muy cansado, como dejado atrás. Agotado, exhausto... se deja ir, se tira por la borda.

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Todos en cubierta gritan, "¡HOMBRE AL AGUA!". Las voces de aquellos que partieron primero, que lo esperan en aquella embarcación fantasmagórica. El cree escucharlos gritar desde cubierta..."¡HOMBRE AL AGUA!".

Con su último aliento, en medio de la tormenta, recuerda cálidas costas, un beso de amor otorgado voluntariamente. Un momento de silencio, como en cámara lenta. Finalmente se despide, -"Me iré con estas olas, no estés preocupada..."-

- "¡BARCO A LA DERIVA!"- repiten constantemente miles de voces, en medio de la inmensidad de la Nada.

- "Aquel que faltaba, recién acaba de abordar"- informa el contramaestre.

Con voz firme el capitán contesta, - "¡Es hora marineros, listos al fin! ¡Eleven anclas, a izar las velas que tenemos viento a favor! ¡Ha llegado la hora de partir!".-

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viernes, 11 de septiembre de 2009

Control mental

No pensar. No sentir. No extrañar. No errar. No llorar. No besar. No soñar. No desear. No rogar. No pedir. No urgir. No reclamar. No adolecer. No chistar. No añorar. No creer. No esperar. No confiar. No mostrar. No asentir. No flaquear. No rendir. No amar...

Lo que pides lo conseguiré algún día, sí. Cuando desde arriba reconozca mi cuerpo dejado atrás, como un frío recipiente nada más. Cuando ya de igual tu ausencia. Solo inerte podría tener ese poder. El de no vivir. Eso no es control mental. Eso lleva un nombre más grave... mi muerte.

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miércoles, 2 de septiembre de 2009

Quimeras de Cristal

Cuando momentos antes de conciliar el sueño,
recuerdo tu mirada cristalina, esos ojos pensándome así,
imposible es contener mi asombro, difícil controlar el palpitar.
Sucede entonces que pierdo la noción de vigilia,
tentado por el suave roce de tu piel, que alucino junto a mí.

Has venido a consolar mi soledad, acompañar con quimeras
el sereno de la noche;

i
ntento al mismo tiempo despertar sin dejarte de soñar,

nueva aventura en medio de tu mar, surcando la húmeda
bienvenida de tus labios.

suenocristal.jpg picture by popolvuh_14